Cuando los veteranos
Antonio Arraiz
Cuando los veteranos de horribles costurones
escuchaban contar de un Bolívar galante,
narrador de epopeyas en carros de mujeres,
estallante de guantes, medallas y lentejuelas,
echábanse a reír.
Cuando se les hablaba de un ígneo general
sobredorado y raro, como un fetiche caro,
vomitando centellas y triunfos y batallas,
mostraban con sarcasmo sus bocas desdentadas.
Cuando se les preguntaba por el genio radioso
con la frente preñada de bruscas predicciones,
la voz como ultratumba, los ojos como el sol,
movían la cabeza rezongando que no.
Ellos no conocieron más que un muchacho flaco
—movía casi a risa—
que, hundido en su chamarra,
acogotó con ellos los páramos temblantes,
y se mezcló en sus vidas, y les pedía sus nombres,
y les comía sus ranchos,
y así, y todo, los hizo ganar.
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